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"Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa." Hechos 16:31
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La Unción

Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en Él. 1 Juan 2:27

El Espíritu Santo, el otro consolador, llegó a nuestras vidas desde el momento en que creímos en Cristo. El otro Parakleto se activó con el propósito de guiarnos a toda la verdad. Esto con el fin de que permanezcamos en el camino de la verdad. Adicionalmente a esto, para mantenerse en la verdad, es necesario que el discípulo de Cristo crezca, y parte de este crecimiento se debe a la unción que recibe de Él. La unción de Dios nos ayuda a discernir entre el bien y el mal, nos enseña acerca de todas las cosas, nos recuerda todo lo que Cristo dijo

(San Juan 14:26  Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.).

 

La unción fue prometida por Dios desde tiempo atrás, a través del profeta Jeremías: 31:31-34. «He aquí vienen días declara el Señor en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, ... porque este es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días declara el Señor. Pondré mi ley dentro de ellos y sobre sus corazones la escribiré; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo, y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande».

En 1 Juan 2:27 (Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él) se transmiten dos verdades:

1) Recibimos la unción de Dios.

2) Esta unción es verdadera.

 

I. Para qué nos dieron la Unción (Lc. 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;

Isaías 61:1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,(A) a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel)

Dentro del Señor moraba el Espíritu Santo, sin embargo, para que se cumpliese la figura sacerdotal, que para ser habilitado debía ser ungido, descendió al Jordán, y siendo bautizado en agua, dice la Palabra que el Espíritu Santo posó sobre El (Mateo 3:16  Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él). Cuando un vaso se limpia, es para ser usado y servir a quien lo necesita. Asimismo, cuando Cristo vino al mundo, fue probado y purificado como hombre, aunque su vaso era limpio, y nunca cometió pecado, Él vino a servir y no a ser servido (Mateo 20:28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos). Esa misma preparación hizo de Él un vaso para recibir el Espíritu, y ser ungido con el propósito de:

a) Servir

Así como a Cristo, para nosotros debe ser un privilegio el servir y compartir de las maravillas que Él ha hecho en nosotros. El servicio, ahora, puede referirse a nuestra vida, en nuestro hogar y especialmente en el cuerpo místico de Cristo. Es importante que como sacerdotes sea derramado el Espíritu sobre nosotros, para poder servir en el Espíritu y no en nuestras habilidades solamente.

(Lucas 2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él; Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra, 18:25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan, 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios).

b) Bendecir a otros

Cuando el Señor leyó las Escrituras en la sinagoga, enseño la múltiple operación del Espíritu (Lc. 4:18). Cuando el Espíritu está sobre nosotros nos permite anunciar el evangelio de una manera diferente (Hechos 2:14-16 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 2:15  Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día). La Palabra producirá tal impacto que conducirá a los cautivos a la libertad.

c) Dar vista a los ciegos

Muchos permanecen cegados por no haber alguien que les explique la Palabra, como el caso de Felipe y el Eunuco. (Hch. 8:30,31)

d) Poner en libertad a los oprimidos

El liberar a una persona de un vicio, complejos, del carácter, etc., es obra del Espíritu quien rompe esas amarras. En la medida que conocemos más del Señor, el Espíritu nos hace libres (Jn. 8:32).

e) Proclamar el año agradable

Experimentar la obra regeneradora en nuestra vida, permite compartir a otros la misericordia de Dios, es decir, el tiempo de la visitación de Cristo a la vida de quienes se encuentran sin Él.

f) Tener revelación de la palabra: (1 Co. 2:9,10)

Estudiar la palabra bajo la guianza del Espíritu, es como tener lentes adecuados para ver lo que naturalmente no se alcanza a ver. Al apóstol Pablo le revelaba (corría el velo) el Espíritu Santo.

Esto se va convirtiendo en una práctica habitual de nuestra vida devocional con El Espíritu Santo, y así como el pueblo de Israel era auxiliado en su dieta comiendo del maná en el desierto, así tendremos siempre la palabra fresca.

II. ¿Por qué no permanece la unción?

Esto puede suceder debido a varias razones, por ejemplo, la falta de intimidad. Recordemos que cuanto más amamos a Cristo, más podemos manifestar de Él a los demás. Quien ama a Cristo desea compartirlo a otros.

a) La práctica del pecado (1 Jn. 5: 18)

Esta es una de las causas por la cual la unción no permanece continuamente en nosotros. A Sansón, por la continuidad en su falta, le fueron quitados sus ojos (falta de visión espiritual), y avergonzado ante sus enemigos (perder las batallas espirituales).

b) Falta de comunión (Ap. 2:5)

Al faltar la comunión con Cristo, nuestra vida se enfría espiritualmente, por eso es necesario mantener la comunión no solo con Cristo, sino, en lo posible, los unos con los otros, no dejando de congregamos como algunos tienen por costumbre (He. 10:23-25). No perdamos la unción por falta de comunión.

c) La desobediencia (1 S. 16:14)

A Saúl, debido a la rebelión manifestada, le fue quitada la unción. Esto es indicativo, y la Palabra lo certifica, que para el Señor la obediencia posee más valor que los sacrificios.

III. ¿Cómo mantener la Unción? Jn. 15:5

Para mantenemos con la unción de Dios y permanecer en la verdad es necesario:

a) Depender de Dios. Es necesario tener encuentros profundos, y no superficiales, con Dios, permanecer y confiar en Él.

b) Tener intimidad, oración, devoción. No hay unción sin devoción (Mr. 1:35). Permanecer fiel en las pruebas. Muchas veces las pruebas son para crecimiento. Por medio de ellas se mide nuestra fe y fidelidad a Dios. Así como el incienso permanecía encendido en el tabernáculo, tanto cuando era preparado como ya terminado, de igual forma el cristiano debe permanecer ardiendo (Ex. 30:22-25).

Conclusiones

Anhelemos como David disfrutar continuamente de la unción y que esta permanezca. Es la unción las que nos habilita para realizar lo que Dios desea. La unción no es solo para hacer milagros, es importante para orar, predicar, evangelizar, alabar, etc.

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