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El desierto y el yermo se alegrarán, y se regocijará el Arabá y florecerá como el azafrán; florecerá copiosamente y se regocijará en gran manera y gritará de júbilo. La gloria del Líbano le será dada, la majestad del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del SEÑOR, la majestad de nuestro Dios. Isaias 35:1-2

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LA MINISTRACIÓN

"Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor" (2ª Corintios 7:1, LBLA)


INTRODUCCION


La Biblia enseña que "la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Pr. 4:18), lo cual muestra que el cristiano después de haber nacido de nuevo (Ef.4:24), debe de experimentar un proceso constante de perfeccionamiento para alcanzar la estatura del varón perfecto y gozar de la vida abundante que Cristo ha prometido a sus hijos (Jn. 10:10). Esta vida abundante, muchas veces es estorbada por variados problemas que existen en el interior del cristiano: en el espíritu, en el alma y en el cuerpo, como producto de contaminaciones experimentadas ya sea en la preexistencia (Jn. 9:1-2); ancestros (1 P. 1:18); en el vientre, la infancia y la madurez (Gn. 8:21, Sal. 25:7, Sal. 51:5), por lo que se hace necesaria la Ministración. El éxito depende, generalmente, de la persona que se ministra (Hch. 19:18, Stg. 5:16, Mt. 3:6), y que se abstiene de toda especie de pecado y busca la santidad de Dios.


DESARROLLO


La palabra Ministración se origina del griego Diakonía, que significa servicio, contribución, ayuda o asistencia (Strong 1248). De allí, que es una ayuda para la limpieza, liberación (de ataduras), restauración y prosperidad, es decir, el perfeccionamiento del ser integral: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23). Es importante recalcar que no es un acto, sino un proceso, ya que existen áreas en la vida del cristiano que deben ser rendidas al Señor, para caminar agradablemente delante de Él, como: pecado, heridas en el alma, traumas, complejos, miedos, etc., originadas de diferentes formas, que impiden y atan su desarrollo espiritual (Jn.11:43-44). Sin embargo, el Señor provee los medios para que se pueda ser libre de todo aquello que estorbe ese perfeccionamiento.


I. FACETAS DE LA MINISTRACIÓN

Oír (1 S. 1:12,17). La Biblia enseña que por el oír viene la fe, la persona que se ministra también necesita ser oída y el que ministra, únicamente debe escuchar a quien confiesa su caso.

Consejería (Rut 3:1-6). Es necesario aconsejar conforme a la Palabra de Dios (1 P. 4:11) a quien se ministra para ayudarlo a salir de su problema. Es importante que la oveja sepa escuchar (Ro. 10:17) para sanar.

Re-entrenar el alma (Sal. 103:2). Básicamente es una orientación (Ef.4:28-32) para entrar a un proceso de reprogramación del alma, para Dios.

Liberación (Mr.1:34). El alma de la persona puede ser atacada de diferentes formas y caer en un proceso de degeneración, cuando la persona abre puerta en su alma a demonios y espíritus inmundos, cuyo fin es causar muerte espiritual, sino se ministra a tiempo. Los pasos del proceso de degeneración son:

a) Opresión: Causada por espíritus inmundos que manipulan los sentimientos, pensamientos y emociones activando recuerdos, miedos y problemas pasados (1 S. 16:14);

b) Obsesión: Pueden ser ideas "malas" fijas que impiden la entrada de ideas "buenas" (1 S. 16:23);

c) Compulsión: El enemigo puede llegar a tener control total de la mente, los sentimientos, la voluntad y puede producir alucinaciones o delirios (Jue. 16:16);

d) Posesión: Se da en los inconversos y en alguien que llega a apostatar irreversiblemente, ya que es tomado el cuerpo, el alma y el espíritu (1 S. 18:10).

Únicamente es por el poder de Dios y la guianza del Espíritu Santo que en algunos casos se muestra la necesidad de liberar a la persona.


II.- ¿CÓMO MINISTRA DIOS?

Dios utiliza diferentes medios para limpiar el espíritu, alma y cuerpo de toda contaminación, maldición, atadura o cualquier cosa que impida fluir libremente.

La Sangre de Cristo, He.13:12; 1 P. 1:2. Derramada para salvación del espíritu y rociada para la restauración del alma.

El bautismo en agua, Ro. 6:3-6. Es la primera ministración al alma. El hombre viejo es reducido a la impotencia, como Goliat, con el golpe de la piedra lisa en la frente, (1º.Sm.17:49) que se debe destruir en el proceso de la vida diaria (1º.Sm.17:51).

La Mesa del Señor o Santa Cena, 1 Co. 11:23-26. Fortalece, sana y da vida, cambiando la genética.

La Palabra, Jn. 15:3. Libera y limpia por el poder de Dios que obra a través de ella.

La alabanza ungida, 1 S. 16:16,23. Liberta.

La prueba y el sufrimiento, Job 42:1-6; Stg. 1:12. Descubre lo oculto del corazón para ponerlo a los pies del Señor.

La comunión, 1 Jn. 1:7. Por medio de la cual se anda en la luz y por la sangre de Cristo que limpia de pecado.

La Confesión, Pr. 28:13. Indica que el que encubre su pecado no prosperará, mas el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Esta faceta es una de las más importantes y efectivas, en la que se llega movido por el Espíritu ante el Señor, algún ministro de la Iglesia o a las personas delegadas específicamente (Jn.13:5-14), para que escuche la confesión e interceda ante Dios (Stg. 5:15), y luego olvide lo escuchado (Gn.41:51; Lv. 24:5-9) para no juzgar al hermano (Mt.12:7). Se debe recordar que Dios escucha la confesión y Él es el que hace la obra en la vida. (2 Cr. 7:14).


III. ¿QUÉ SE CONFIESA?

Pesos, He.12:1. Se deben confesar aquellas cosas que no precisamente son pecado, sino pesos que estorban, para correr hacia adelante (He. 12:1), como los daños, tentaciones, conflictos, etc.

Pecados, Stg 5:16. Es confesar los pecados (Prv.28:13) cometidos en cualquier momento de la vida, de manera que Dios vaya destruyendo toda atadura, acusación o tentación que quiera hacer caer de nuevo al cristiano.

CONCLUSION


La ministración es un proceso que debemos buscar continuamente para disfrutar de la vida en abundancia que Dios tiene para nosotros (Jn.10:10). La ministración es la ayuda de Dios para suplir las necesidades de nuestro ser integral para ser hallados irreprensibles en la venida del Señor (1 Ts. 5:23).

AUTOEVALUACIÓN

1. ¿Qué significa la palabra “ministración” y de qué raíz griega se deriva?


2. Explique las facetas de la ministración.


3. ¿Cuáles son los pasos del proceso de degeneración?


4. ¿Qué partes de nuestro ser ministra Dios?


5. ¿Cómo ministra Dios nuestro ser?


6. ¿Qué cosas debe confesar un cristiano cuando se le ministra?


7. ¿Qué diferencia existe entre pesos y pecados?


8. ¿Cuántas veces debe ministrarse un cristiano durante su vida?


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